Técnicas de relajación para personas con deterioro cognitivo

Uno de los aspectos que más negativamente puede afectar a la calidad de vida tanto de una persona con Alzheimer o deterioro cognitivo como a sus cuidadores es la aparición de síntomas asociados al estrés o a la ansiedad.

Saber reconocer estos síntomas con rapidez, ya sea en nosotros mismos o en las personas que cuidamos, es fundamental para poder ponerles remedio de manera eficaz. Es importante entender que la persona con demencia experimenta, biológicamente, una pérdida profunda de la habilidad para gestionar información y estímulos nuevos y esto es lo que puede producir agitación y ansiedad. Se trata en muchas ocasiones de personas que no acaban de reconocer lo que ocurre a su alrededor, lo que lleva a sentimientos constantes de confusión, frustración, fatiga y preocupación.

Entre las principales situaciones que pueden provocar estrés o ansiedad en personas con demencia encontramos:

  • Cambios en el entorno como viajes o la presencia de invitados en el hogar.
  • Cambio de cuidadores.
  • Amenazas percibidas de manera equivocada.
  • Miedo y fatiga por intentar encontrarle el sentido a un mundo confuso.

Estas situaciones a menudo no se pueden evitar, o son situaciones normales de la vida diaria, pero es importante estar atentos y saber que, cuando se dan, pueden favorecer que nuestro familiar este más agitado o estresado.

¿Qué hacer cuando detectamos que nosotros mismos o nuestro familiar está estresado o con ansiedad?

  1. En primer lugar, preguntarle e intentar descubrir la fuente de su malestar, habrá veces que serán cosas inevitables pero otras veces se podrá poner remedio.
  2. Entender el grado de agitación en el que se encuentra, si está muy agitado o incluso agresivo lo esencial es esperar a que se calme un poco antes de poder intervenir.
  3. Técnicas de relajación para ayudar a relajarse y gestionar mejor el estrés.

A continuación explicaremos brevemente tres técnicas de relajación fáciles para poder practicar con nuestros familiares (o nosotros mismos):

Técnica de respiración profunda:

Esta es una técnica sencilla y eficaz, muy buena para empezar a incluir un ejercicio de relajación en la rutina diaria de nuestro familiar.

Consiste en respiraciones lentas y profundas inhalando lentamente por la nariz, aguantando 2 segundos y exhalar por la boca. Lo ideal es sentarse en un sitio cómodo, fresco, sin ruido (música) y bien iluminado para crear un clima de calma en el que nuestro cuerpo se ira relajando con cada respiración.

Para realizar esta técnica se recomienda sentarnos enfrente de nuestro familiar y realizar las respiraciones al mismo tiempo, de manera que puedan imitarnos y llevar nosotros el ritmo pausado de respiración. Repetir mínimo 10 veces, pero se puede hacer tantas veces como se considere necesario.

Técnica de relajación progresiva de Jacobson:

Se basa en la tensión y relajación de diferentes grupos musculares a la vez que se controla la respiración. Comenzamos de abajo a arriba, es decir, primero pies y piernas, luego manos y brazos, para ir poco a poco progresando hacia el abdomen, espalda, cuello y cabeza.

Concretamente, pediremos a la persona que centre su atención, por ejemplo, en el pie derecho durante unos segundos y, después, pídele que contraiga los músculos del pie durante 5 segundos para, pasado ese tiempo, relajarlo de nuevo y esperar unos segundos antes de repetirlo o pasar a otra parte del cuerpo.

Es importante estar cómodo, preferiblemente tumbado, y dar órdenes concretas y sencillas, por ejemplo:” mueve el pie derecho, contráelo y lo vamos relajando poco a poco…” repetir cada orden tres veces antes de pasar a la siguiente zona.

Esta técnica es además un estupendo ejercicio de orientación corporal y concienciación del esquema corporal, pero contiene un poco más de dificultad y es más indicada para personas con un deterioro cognitivo leve o moderado. Es importante recordar que en todos los casos buscamos ayudar a la persona a relajarse, por lo que hagan bien el ejercicio o cometan fallos es secundario, lo importante es que se sientan relajados y les hablemos con calma, mostrándoles por imitación como lo hacemos nosotros si es necesario.

Masajes:

El contacto físico con otra persona tiende a ser un elemento tranquilizador para el ser humano, además de la relajación muscular que logramos con el masaje que nos ayudara a bajar la ansiedad.

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